domingo, 8 de agosto de 2010

ENSAYO DE OPINIÓN, La Apatía, enemigo voraz de pasiones, realidades y transformaciones


La Apatía, enemigo voraz de pasiones, realidades y transformaciones
La apatía, concepción esencial ajena de pasiones y realidades, ha envenenado los factores más elaborados de nuestra cultura; se ha vuelto a nuestro dramático pesar, el centro de incontables discusiones y debates sobre las problemáticas de nuestro México; un elemento principal de un truncado desarrollo que se dibuja como un mal desgarrado, que nos impulsa a vivir la vida con la bandera ondeante de la indiferencia de ánimos, de la indiferencia de acciones, y por ello de la indiferencia de mejores escenarios político-sociales.


Nuestra apatía, ha conseguido avanzar en inmensurables campos que enriquecen nuestra vida, se ha adentrado en la virtud y sus valores, se ha perpetuado en la filantropía y los actos voluntarios, y centrado finalmente en la política y las más apremiantes causas sociales. Sin embargo, es evidente que de nuestras acciones se descubre entonces una exquisita paradoja, ya que la apatía, se vuelve la inveterada respuesta antes que proliferamos en alto a ; pero en la tragedia, nuestra más exacerbado entrega se desborda ante las devastadoras inclemencias. Desde luego que tan desmedida solidaridad es soberbiamente plausible, muestra evidente de la excelsitud que puede llegar perpetuar nuestra cultura; pero es a su vez, se vuelve en un resaltar deleznable, del que no le seamos siempre congruente a dicho ser de camaradería.
La repulsa constante antes las causas y afectos sociales, resulta lacerante para el desarrollo apremiante que nuestra nación requiere, se vuelve en estanco perpetuo y progreso irregular, lento y deficiente de virtud, economía y política.


En el terreno que debe perfeccionar al hombre, la política, se vuelve imprescindible resaltar que la apatía se presenta como enemigo voraz. Al respecto, Pablo González Casanova, en su libro “La Democracia en México”, señala que desde la óptica de los estratos de nuestra nación, es seguramente considerable que el autoritarismo de los más bajos estratos, se encuentra ligado a la “apatía política, como forma de desengaño ante las instituciones jurídicas”, con respecto a “instituciones que desconocen o no controlan”. Por su parte, el Maestro Enrique Echaide García, señala que la apatía política de los jóvenes, se encuentra indiscutiblemente ligada al bajo nivel académico y educativo, al freno de los movimientos juveniles por parte del Estado, la constante y creciente distracción perniciosa de los medios de comunicación, y una sociedad que reprime a los jóvenes a intervenir en política por miedo o decepción de los representantes políticos o del sistema político mismo.


Ante esta realidad, las líneas que dilucidan el verdadero camino a la excelencia se descubren claras, precisas y marcadas. Se debe entonces asumir el reto y propio compromiso de las exigencias de un nuevo México de alzada; la política debe ser por ello eje de liderazgo persistente de las acciones sociales, promotor incansable de la inclusión de los diferentes estratos, verdadero y activo canal de comunicación que resuelva de manera precisa y coordinada; la economía debe separar sus lineamientos del capitalismo exacerbado, dando paso a la responsabilidad y al apoyo de estratos en crecimiento; y la virtud, debe dejar su pedestal de lujo jacobino o burgués, sino volverse necesidad en las acciones de los hombres.


Debemos dejar a un lado la apatía, en aras de una sociedad comprometida, y de una mejora real en economía y política.


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